Querido Señor Jesús, nos duele mucho ver el maltrato que ha recibido tu imagen en nuestra ciudad y tus templos en nuestro país.  Sentimos que la sociedad vuelve a darte la espalda como hace 2000 años y confiamos en que Tú miras a nuestro país con misericordia y le dices a tu Padre: perdónalos porque no saben lo que hacen. Te pedimos perdón por no ser capaces de evangelizar con nuestro ejemplo, por no hacer del cristianismo algo atractivo, por las veces que no te reconocemos en las personas y no nos duele tanto su sufrimiento, por las reacciones violentas, por nuestro cómodo egoísmo, por no ser siempre instrumentos de tu paz.  Regálanos tu amor misericordioso.