Palabras en memoria de Alejandro Rahmer Ovalle

El 06 de junio se cumplen 10 años de su partida. Su familia lo recuerda con especial cariño.

 

 

“El 6 de junio se cumplen 10 años de la partida de nuestro papá. Parece que fue ayer cuando estábamos pescando en nuestro querido río de Sierras de Bellavista y me dijiste que eras una persona feliz. Yo ni siquiera te lo pregunté. Tus palabras nacieron solas. Recuerdo que nos miramos en silencio. Ese día fue especial, por primera vez en la vida alguien me decía que se sentía así. Fue como una especie de declaración de principios.

Han pasado ya diez años. Debo reconocer que cuando partiste me dio rabia. Tus pacientes tuvieron miedo. Tus hermanos lloraron. Los amigos se juntaron, tus hermanos de grupo rezaron. No todos los días se muere un hombre feliz pensé.

Con los meses, comenzamos a conocer la historia de un hombre sencillo. Que te decían “doctor corazón”, que ayudabas en silencio al lustra botas de la esquina, que escribiste en tus pocos ratos libres un diario de vida dedicado a la “mamita virgen” como le decías con emoción, pero te debo contar que también que acá en la tierra, han ocurrido algunos hechos que debes saber:

-Después de Sofía, a quién lograste conocer  tan sólo una semana, han nacido  6 nietos más. Algunos muy parecidos a ti. En su mayoría de la Universidad Católica y la “U”, y pensar que eras del Colo!!!

-Año a año junto a tus amigos hemos regresado al río que tanto te gustaba y en tu honor pusimos una placa en tu nombre.

-Todos, incluyendo a nuestra mamá nos hemos cambiado de casa. Nuestro hermano incluso construyó la suya en Melipilla.

-Se escribió un libro en tu memoria y además hay una sala del hospital que lleva tu nombre.

-La cantidad de amigos que nos heredaste han podido llenar con mucho cariño el vació de tu partida.

-Este año por fin pudimos a cosechar las primeras uvas de la viña de nuestro hermano.

En fin, tantas cosas que han sucedido y seguirán pasando. De ahí la rabia al comienzo, la pena después y hoy la resignación.

Un día mi mamá me contó que había leído a un escritor que decía que había muertos que se demoraban más que otros en morirse. En cada recuerdo volvían a resucitar día tras día y así permanecían por siempre.  Gran verdad: los hombres felices y buenos no mueren nunca”.

Alejandro Rahmer y Familia.