Alabar a Dios y reconocerlo como nuestro Dios y Señor

Con una participación multitudinaria, la Iglesia de Santiago celebró una eucaristía de desagravio, por los violentos hechos ocurridos en nuestra catedral.

 

 

Fue una experiencia de Iglesia, que reunió a fieles de todas las edades, de diferentes parroquias,comunas, colegios y movimientos, a obispos y sacerdotes, a autoridades civiles,militares y de orden.

En la prédica nuestro obispo nos habló de “esperanza,porque el martirio ha sido siempre semilla de nuevos cristianos”,“La Virgen nos alienta como madre en el camino de la esperanza”. También explicó que ésta es una “experiencia inédita en nuestro caminar de creyentes”: “una fiesta se vio empañada por unos insanos violentistas, unos cultores de la muerte que no soportan la sonrisa de la vida nueva han vomitado su odio contra Dios, la Virgen Santísima y esta casa de los hijos de Dios. La sinrazón de la violencia ha pensado que podía torcerle el brazo a la razón y a la fe. Un trasnochado ateísmo ha pensado que con sus gritos blasfemos podían matar a Dios. Pobres ilusos, Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.” “Matemos al odio antes que el odio mate el alma de Chile! La violencia es la razón de quienes no saben o no quieren usar la razón.”

Nos recordó también las palabras de Jesús: “Yo los mando como corderos en medio de lobos pero no tengan miedo yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos.” Y “Felices ustedes cuando los injurien, los persigan, los calumnien de todo por mi causa, alégrense y estén contentos pues la paga que les espera en el cielo es buena”.

Fue una celebración llena de simbolismos. Monseñor Ezzati con su báculo volvió a abrir las puertas de la catedral; como signos de reparación se recurrió  al incienso, agua bendita y flores; dos mujeres embarazadas volvieron a vestir el altar; y representantes de los sacerdotes, seminaristas, jóvenes y el ejército llevaron cirios y flores a cada altar lateral. Todo muy bien realizado y en un clima de gran respeto y hermandad.

 

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